También estoy muy convencido que todos deseamos un mundo mejor, tener esperanza que así será para las nuevas generaciones.
Además es más que natural que nos llenemos de tristeza ante las tragedias mundiales o las tragedias que se encuentran a nuestro alrededor.
Pero ¿Cuántas veces nos preguntamos si hacemos lo que está a nuestro alcance?
En una ocasión cuestionaron a la madre santa Teresa de Calcuta diciéndole que no tenía sentido ofrecer su vida y trabajo por los más pobres, que eran millones de pobres los que habían existido, existían y que seguirán existiendo en el mundo. ¿porqué seguir esforzándose por algo sin sentido?. La madre Teresa de Calcuta respondió con una pregunta: "para llegar al número de un millón ¿cómo se inicia a contar?" esta persona respondió iniciando la cuenta diciendo -uno, dos, tres, cuatro, cinco... la madre Teresa lo interrumpió exclamando -¡eso es lo que hago yo!
Existen muchas cosas pequeñas que pueden estar a nuestro alcance... podemos ponernos de acuerdo con algún amigo que viva en el campo y que tal si sembramos unos árbolitos... de tal manera que cuando estén un poquito más grandes podamos ir y transplantarlos ¡Dios quiera crecerán! entonces también nosotros podremos hacer presente lo que decía la madre Teresa de Calcuta... los millones de árboles de un bosque se pueden contar iniciando con uno, dos, tres, cuatro...
Mucho más hermoso sería si lográsemos involucrar a nuestros niños en estas actividades y si lo hacemos desde que sean muy pequeñitos ¡mejor!
Necesitamos urgentemente corazones que estén llenos de esperanza, que tengan la certeza que en sus manos algo bueno se puede sembrar, cultivar, hacer crecer y a su tiempo -con la ayuda de Dios- llegarán los frutos. En lo personal estoy convencido que el mayor fruto que tendría nuestra enseñanza a los pequeños es que su corazón esté entrenado para que toda la vida vivan en una esperanza que tiene la certeza que sus buenas acciones los hacen protagonistas de un mundo mejor ¿No te parece?
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