Es fácil distraernos y perder de vista lo más valioso que
TODOS tenemos en nuestras manos. ¡LA VIDA!
No existe millonario que pueda comprar una hora
más de vida, como no existe pobre que no sea responsable de cuidar de ella.
Podemos olvidar que se nos escapa de las manos y no regresará
nunca. Es un avanzar instante tras instante.
Hay quien corre velozmente con mal genio por carretera para
luego llegar a casa a perder el tiempo sin dedicar una mirada a su pareja,
una sonrisa a sus hijos o un saludo a sus padres.
Conozco gente que simplemente dedica diariamente horas y
horas a sus vicios: La televisión, el internet, la tablet, el celular, el
chisme, presumir, flojear, envidiar, llenarse de egoísmo, de soberbia, de
orgullo o de cosas… Por no hablar del alcohol, la droga, la promiscuidad…
Qué fácil es distraerse y perder la dimensión donde el
tiempo, la vida es lo más valioso y donde momento a momento, si bien debemos
seguir en lo que hacemos, podemos llenarlo de plenitud.
Un sonreír mientras limpiamos la casa, una atención a quienes
encontramos en el camino, una amabilidad en la tienda cuando vamos a comprar,
Luchar por tener una responsabilidad equilibrada en nuestros compromisos.
Es posible que renunciemos a cosas que realmente no son
esenciales –eliminando deudas sin sentido- que nos quitarían la vida para
compartir con nuestros seres queridos.
Día a día es necesario revisar ¿a qué he dedicado mi tiempo,
mi vida? ¿He dedicado mi vida a lo que realmente resulta esencial? Lo esencial
está en mi persona y en la misión que Dios me ha concedido como padre, hijo,
hermano, trabajador, amigo, pariente, ciudadano, estudiante, empleado,
comerciante, autoridad, médico, etc…
Aprender a amar lo que hacemos, aprender a vivir momento tras
momento… aprender a VIVIR no es sencillo, solo que si no aprendemos a vivir,
nuestro corazón estará vacío. Si no aprendemos a vivir sería como navegar por
los océanos sin ninguna dirección y las tormentas nos hundirán.
No podemos engañarnos, el tiempo no perdona a nadie, las
arrugas llegan, los huesos se desgastan, el cuerpo protesta y no rendirá igual
y ¿Qué habremos vivido? ¿Qué historias contarán de nosotros dentro de 20, 40 o
60 años? ¿Qué sentimientos experimentarán cuando vean una foto nuestra cuando
ya no estemos en esta tierra?
¡Que el Señor te llene de sus bendiciones!
(redactado originalmente para el Facebook el 3 de enero 2017)
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