Es cierto que todos en pocos o muchos momentos de nuestra
vida deseamos lo bueno, tener, hacer, lograr solamente que nos ponemos a
esperar o solamente a pedir y eso también es bueno.
Solamente que en ocasiones ni siquiera nos animamos a pedir y
tal parece que pretendemos que los demás “casi adivinen” aquello que pensamos,
deseamos o necesitamos.
Si nada más nos quedamos esperando que las cosas lleguen, que
adivinen lo que queremos o solamente pedimos “un milagro” será casi seguro que:
¡las cosas NO lleguen o que NO nos adivinen!
Es más que cierto que muchas cosas no dependen de nosotros o
que sencillamente no están a nuestro alcance pero si no nos ponemos a caminar
seguramente jamás llegaremos a nuestro destino.
Darnos cuenta que si estamos atentos a renovar nuestros
ideales, a preguntarnos ¿Qué tipo de persona deseo ser? ¿Qué tipo de familia
deseo construir? ¿Qué tipo de amistades alimento? ¿Hacia dónde me estoy
dirigiendo? ¿Qué sentido tiene lo que hago?
Si recordamos y hacemos presente momento tras momento esos
ideales que alimentan nuestro corazón es más posible que nos pongamos en
movimiento y que paso tras paso logremos llegar a la meta que pensamos.
Ciertamente si tenemos fe, si somos creyentes el camino
resulta más claro, la carga más llevadera, ante las caídas es más accesible
volvernos a levantar, las heridas podrán sanar de una manera más natural y es
que la esperanza se hace más patente pues tenemos la certeza ¡Qué estamos en
las manos de Dios!
¡Esta es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros
hijos! Ellos deben y vuelvo a repetirlo ¡ellos deben! Aprender a construir,
deben hacer crecer un corazón firme y fuerte, tener claro el horizonte que
tienen, tener el proyecto del estilo de persona por el cual quieren luchar cada
día… si no los enseñamos a caminar ¿Cuándo podrán correr? Si no los dejamos que
se caigan, raspen y se vuelvan a levantar solos ¿Cuándo tendrán la capacidad de
afrontar los problemas que la vida no perdona a nadie?
En este sentido tiene mucha razón -Nick Vujicic con su vida y reflexión que nos ofrece en su vídeoclip en comparto en mi fan page de Facebook- debemos tener
en claro que ¡podemos pedir y querer recibir un milagro! Solamente
que es más que necesario tener la certeza que no está a nuestro alcance “obligar
a que se nos dé ese milagro que necesitamos” Lo que sí está a nuestro alcance es buscar el sentido de
nuestra misión en la historia de la vida y que por cierto está muy cerca de
nosotros, en nosotros ¡pues somos nosotros! Dios quiere que cada uno sea “un
milagro suyo” que sea “constructor, transformador de su entorno” para la
familia, amigos, conocidos, sociedad… Dios quiere que nos convirtamos “en un
milagro” y no es que pretendamos ser “perfectos o intachables” pero sí personas
que tenemos fe, que tenemos esperanza, que no nos quedamos cruzados de brazos
en el acontecer de nuestra historia.
Tengamos presente que la auténtica y valiosa historia se
construye momento a momento, paso a paso pero eso sí con una dirección clara…
¡Que el Señor te bendiga abundantemente!
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