30 AÑOS DE SACERDOCIO
¿Qué significan?
Este 21 de junio 2017 se
cumplen 30 años que fuese consagrado presbítero… pensando un poco pueden
hacerse algunos números aproximados:
En decenas de lugares he
vivido y compartido la vida con miles de personas y en estos lugares siempre he
sido un sacerdote para mis semejantes. Ciertamente son más de 100 mil las veces
que, de mis manos, he dado la Santa Comunión a los católicos de muchas partes,
miles los Bautizos, Confirmaciones (cuando fui autorizado), Eucaristías,
Confesiones, bendiciones de casas, autos, negocios, personas… ¿Cuántos centenares
de gente habré escuchado y tratado de orientar? Ciertamente no lo sé, Dios lo
sabe y eso es suficiente. Ciertamente para Dios y para mi cada prójimo es mi
hermano.
He compartido miles de
momentos de todo tipo con mis feligreses, desde los más felices como son los
nacimientos, bautizos, acciones de gracias, primeras comuniones y
confirmaciones, bodas y festejos… hasta los más dolorosos como problemas
personales y familiares, la enfermedad, accidentes, fallecimientos… tampoco
podría contar o recordar todos ellos.
Tengo cada vez más presente
que el tiempo pasa velozmente, que es una realidad que fluye sin detenerse, que
no perdona a nadie. Aquellos niños que cargué en su nacimiento y los bauticé
ahora algunos son papás y también ahora he bautizado a sus hijos… el tiempo ha
pasado prácticamente sin sentirlo.
Existen decenas de
parientes, entre ellos mis papás y mi hermano mayor; sacerdotes, amigos y
conocidos de todas las edades que ahora se nos han adelantado, se presentaron
ante nuestro Creador y rezo por ellos.
Estoy cada vez más
convencido de la fragilidad de mi existencia pues acontecimientos de riesgo,
accidentes, enfermedades se han presentado y cuantas veces me pregunto: Dios
mío ¿Por qué me quieres aún en esta tierra? tanto así que ahora bromeo diciendo
que “mi maquinaria” es decir mi cuerpo, no funciona como quisiera pero con la
claridad de confirmar que Dios sabrá el porqué de las cosas pues siempre,
siempre, siempre ¡estoy en sus manos!
Mi corazón y mi mente
comprueban claramente mis limitaciones, fallas y caídas que hacen que mire los
acontecimientos bajo otro ángulo, totalmente diferente de lo que veía o pensaba
hace tres décadas.
Y en todo esto siempre se
encuentra como principal protagonista… ¡Dios!
Él, mi Dios me hizo nacer
en una familia católica en la que fui bautizado y educado con un modo cristiano
de ver el mundo.
Me concedió tantas
personas, ambientes y circunstancias en mi crecimiento.
Me hizo experimentar su
llamado cuando tendría poco más de 11 años y esa vocación aún la tengo tan viva
como cuando la experimenté hace más de 40 años.
Me acompañó, orientó y
fortaleció en mi etapa de formación sacerdotal por medio de mis Sacerdotes formadores,
profesores, amigos, religiosos, religiosas. De manera especial se hizo Vivo con
mayor intensidad al llamarme a la Espiritualidad de la Unidad del movimiento de
los focolares a mis 17 años de vida. Fueron 11 años de formación de Seminario
antes de la ordenación presbiteral.
Por todo esto y por muchas
cosas sintetizo que estoy convencido que el principal protagonista es Él, es
Dios. Solamente en Él y por Él mi vida puede tener sentido, un sentido
orientado para “hacer-Lo” presente y vivo en los corazones de cada persona, de
toda persona.
Vienen a mi mente entre
otros muchos recuerdos lo que nos decía mi Obispo Luis Munive cuando era
alumno, nos visitaba en el seminario, compartía su experiencia que su mamá le
había dicho cuando lo consagraron sacerdote que había sido constituido para
“cantar las misericordias del Señor”.
¿Qué futuro tendré? No lo
sé, pero no me preocupa, lo aceptaré con sencillez, pues estoy en las manos de
Dios y mientras el Señor me lo permita continuaré –ante mis hermanos- “cantando
las misericordias del Señor” hacer presente su Amor por todos… Por ello no me
canso de repetir lo que también dice la Biblia “Dios ha sido bueno con nosotros
y estamos alegres”. Me encomiendo a tus oraciones y ¡Que el Señor te bendiga
abundantemente!
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