ACTUAR DIFERENTE
Es cierto que en algunas
ocasiones actuamos de una manera distinta a como hacen los demás y seguramente
habrán reacciones muy diferentes; desde la risa, el enojo, la indiferencia, la
burla, la aceptación, la crítica, la envidia… ¡Todas las reacciones posibles! Y
eso es más que natural, cada uno reaccionará de acuerdo a muchos factores:
personalidad, estado de ánimo, aceptación personal hacia uno, simpatía o
antipatía… etc… pero eso, el cómo reaccionan los demás, no se encuentra a
nuestro alcance.
Es muy posible que de
momento quedemos sorprendidos, pues muchas de las veces no sabremos el porqué
de las reacciones y por ello vengan a nuestros corazones diferentes
sentimientos, pensamientos o deseos de actuar de otra manera.
¿Qué es lo que se encuentra
a nuestro alcance? Creo que es muy sano detenernos y tratar de analizar la
situación, pues actuar apresuradamente nos pueden llevar a decisiones
equivocadas, a guardar resentimientos, a dañarnos interiormente y podrían
producirse heridas sin sentido.
Hay que tener en cuenta que
es natural que a una acción exista una reacción y eso no lo podemos evitar ¡Así
que no nos debe sorprender si alguien grita si le pisamos un callo!
Resulta iluminador tratar
de ponernos en el zapato del otro ¿Qué habrá sentido o pensado ante lo que
sucedió? Tengamos en cuenta que tiene una personalidad, toda una historia y una
trayectoria que ha construido su ser. Es posible que lo que hicimos le hicieran
venir recuerdos, dolores, alegrías o tristezas… ¡Que se yo! Si lo que sucedió
¿me hubiese pasado a mí en la personalidad del otro? ¿Cómo reaccionaría? Si mi
conocimiento y sensibilidad llegan a sintonizar con la personalidad del otro
entendería que seguramente hubiese reaccionado igual, no se trata de estar
siempre de acuerdo en las reacciones ajenas, no se trata de justificarlas y
menos de aprobar todo… sencillamente se intenta entender el mundo de los demás…
Es más que importante entender
que las reacciones de los demás pueden ayudarnos, se trata de verlas como un
espejo de aquello que acontece. Tengamos en cuenta que existen espejos muy
precisos, espejos que están sucios o muy sucios; espejos que agrandan o
disminuyen; espejos que deforman… debemos analizar de dónde vienen las imágenes
que reflejan pues ¡ningún espejo es perfecto! Y seguramente serán más cercanos
a la realidad aquellas imágenes que vienen de personas más equilibradas y de
aquellas que nos conocen mejor. Seguramente una persona lastimada, con traumas,
prejuicios, antipatías, envidias… reflejará una imagen distorsionada y en
ocasiones hasta monstruosa de lo acontecido ¡Nada que ver con la realidad!
No nos detengamos,
modifiquemos o cambiemos lo que hacemos, pensamos o somos sin antes haber
analizado las cosas… ¿tiene sentido modificar algo que es sano, agradable y
correcto? ¡Nadie es monedita de oro para caerle bien a todos!
Y si somos creyentes
tenemos dos puntos más a nuestro favor 1.- ¡Dios nos ama inmensamente! Y no
debemos hacernos menos por opiniones de los demás. 2.- La oración nos ayuda a
analizarnos y preguntarnos ante Dios si nuestro actuar ha sido con buena
voluntad, si puede corregirse o cambiarse ¡Dios nos ilumina en la oración!
Dios quiere que seamos
libres y cuando actuamos para quedar bien con alguien le estamos dando las
cadenas para ser sus esclavos. ¿No te parece?
Ayudemos a nuestros niños y
jóvenes a liberarse del “qué dirán” y se guíen por “lo que Dios manda” “lo que
Dios quiere” y si le hacemos caso a Dios seremos libres ya que los mandamientos
divinos marcan un camino sano y que construye corazones fuertes, con principios
estables y claros horizontes… ¿No es
cierto?
¡Que el Señor te bendiga
abundantemente!