Como casi todo en la vida también la felicidad tiene sus componentes, la felicidad es como un buen guisado, todos sus ingredientes deben estar para que haya un buen platillo. Además que deben ser combinados como está en la receta. Alguno podría creer que ser felices es cuestión de suerte, dinero o salud… Yo creo que no es así, pues existen gentes que tienen suerte, dinero y salud y son unos amargados. Creo que la felicidad viene a ser un resultado, una consecuencia jamás completa, pero a final de cuentas un resultado.
La gratitud es un componente de toda persona alegre, feliz ¡De eso estoy convencido! La gratitud se aprende, se entrena y poco a poco puede convertirse en un componente natural de la personalidad ofreciendo color a nuestra vida diaria. Pero ¿Cómo caminar en la gratitud?
Primero hay que quitar obstáculos, entre ellos quitar la venda de nuestros ojos que nos impiden ver que ¡no somos ni seremos jamás el centro de universo! Una persona que se deja llevar por el egoísmo no podrá descubrir que todo lo hermoso que le rodea no le llega “por su chula cara” o porque le tienen que rogar que lo reciba ¿Qué de especial tiene cada uno de nosotros como para estar mejor que millones de personas que sufren carencias extremas? No elegimos ni ha sido una conquista personal el nacer en una determinada nación, pertenecer a una familia, gozar de la salud, tener acceso a elementos favorables para mejorar…
Descubrir momento a momento la realidad que al ser limitados ¡en un instante lo podemos perder todo! Una enfermedad inesperada, un accidente o la muerte de uno de nuestros seres queridos. Además si Dios nos concede un poco más de vida… tendremos necesidad de mucha ayuda, pues los recursos naturales serán extremadamente frágiles… Son raros los casos de ancianitos que no necesitan ayuda de nadie, los años pasan y nuestro cuerpo se desgasta… en muchos casos tenemos enfermedades que heredamos y que por ello no las buscamos ¡Esa es la realidad!
Abrir los ojos… abrir los ojos ¡Abrir los ojos! Cada instante es único e iniciando en nosotros mismos cada célula que tenemos es todo un milagro… El respirar, mirar, observar, oler, tocar, caminar… tener una familia, amigos, trabajo, casa… Descubrir y aprender a valorar lo que ya tenemos, somos afortunados si podemos disfrutar de agua potable, electricidad, cuanta tecnología e ¡internet! Como dice el dicho popular muy cierto: “¿Quién te hace rico? El que te mantiene el pico! Han pasado milenios de historia humana para disfrutar lo que otros descubrieron o inventaron…
Si queremos niños amargados, jóvenes desadaptados, familias que se desintegran basta que dejemos que el egoísmo, soberbia, excesiva comodidad, caprichos se arraiguen en uno y alrededor nuestro… y así poco a poco todo se derrumba, basta pensar que vida pueden llevar un lugar donde todos son egoístas.
Aprender a valorar nos llevará a ser agradecidos… y enseñemos a nuestros niños a descubrir ¡Aquello que ya somos, tenemos o hacemos! E impulsemos que muestren su gratitud a todos, todos, todos… iniciando con la gente más sencilla, aquella que tiene los trabajos más humildes que generalmente nadie ve. Ayudemos que ¡se pongan en el zapato de ellos! Que se imaginen lo que significa cansarse por 8 horas de compromiso en su trabajo… ¿Cómo me cansaría yo si tuviese ese trabajo?
Es cierto si aprendemos y crecemos en la gratitud la alegría se hará presente en nuestras vidas…
¡Que el Señor te bendiga abundantemente!
P. Netzahualcoyotl H. Xochitiotzin Ortega
Sacerdote católico, Tlaxcala. México.
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