PACIENCIA CON UNO MISMO
Como dice San Francisco de Sales
la paciencia deberá ser el pan de cada día y es más que verdad que a todo nos
podemos acostumbrar ¡Menos a no comer! Entonces podríamos pensar que este santo
hace referencia que la paciencia viene a ser como el alimento del alma y si el
alma no se alimenta ¡morirá!
Basta pensar como nos sentimos en
la vida diaria cuando perdemos la paciencia; en nuestro interior se pierde la
paz; peleamos contra nosotros mismos; interiormente o exteriormente estamos
molestos con los demás; es posible que hagamos crecer las heridas que ya
cargamos dentro; nosotros mismos o el mundo no nos cuadra y la vida se vuelve
desagradable, inclusive llegamos a confundirnos en todo. San Francisco de Sales
enfatiza que sobre todo aquello que viene a torturarnos es no tener paciencia
con nosotros mismos. Conozco personas que cada vez que algo no les resulta ¡se
ofenden a sí mismos!
Sería casi imposible enumerar
todo lo que llegamos a sufrir por no tener paciencia… y podríamos también
imaginarnos cómo será la vida si la paciencia crece en nuestro interior y sobre
todo la paciencia con nosotros mismos recuerdo que Santa Teresa de Ávila decía
“Nada te turbe, nada te espante, con la paciencia todo se alcanza, quien a Dios
tiene nada le falta solo Dios basta…” tengamos siempre presente ¡Con la
paciencia TODO SE ALCANZA!
Alimentarnos con la paciencia
cada día, alimentarnos sobre todo con tener paciencia con nosotros mismos, pero
¿Cómo hacerlo?
Uno de los obstáculos que encontramos
para alimentarnos de la paciencia es querer ser lo que no somos, sufrir porque
no tenemos lo que quisiéramos, reprocharnos por no hacer aquello que amamos… y
si nos damos cuenta todo esto que acabo de decir ¡no es real! Son pensamientos
absurdos porque solamente somos lo que somos, tenemos lo que tenemos y ¡hacemos
lo que hacemos…! Una cosa es trabajar por mejorar y otra muy diferente ponernos
a crearnos insatisfacciones por lo que no existe. Llenarnos de ilusiones
solamente nos hace vivir en las nubes de amarga nostalgia…
Creo que para crecer cada día en
la paciencia una cosa es esencial ¡abrir los ojos! ¿Cuál es la realidad? Abrir
los ojos y aceptar lo limitado que soy: mí día solamente tiene 24 horas, ¡Si
está nevando no debo salir a la calle en traje de baño! las innumerables
circunstancias de todo tipo han hecho que sea como soy, tener lo que tengo y
hacer lo que hago. Descubrir que en todo lo real de mi persona existen muchas
cosas buenas con las cuales puedo estar agradecido. Poner toda mi atención
momento a momento en aquello que realmente está a mi alcance, tener horizontes
amplios pero saber que avanzaré solamente la distancia que se pueda dar de
acuerdo a mis limitaciones y posibilidades contando que existen muchos
imprevistos que también serán de utilidad pues enriquecen nuestra experiencia.
Darme cuenta que parte esencial
de lo que es real viene a consistir en el aprender a convivir conmigo mismo con
mis cualidades y limitaciones. Aprender a valorarme, aceptar que me equivoco y
que existen cosas que jamás podré hacer; me debo perdonar y dar la oportunidad
de volver a comenzar, basta por poner un ejemplo que desde nuestros primeros
años de vida iniciamos a aprender a hablar y que durante toda la vida seguimos
aprendiendo nuestro idioma… es natural corregir cómo hablamos en nuestra
infancia y deberá ser natural corregir como hablamos a lo largo de toda nuestra
vida… ¡Nadie sabe todo de todas las cosas!
Ya Santa Teresa lo decía en la
frase que cité hace unos momentos “Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios
basta”. Ponernos en las manos de Dios, orar para descubrir lo que realmente
somos tenemos y hacemos, orar para esclarecer que en nuestro caminar limitado
existe la luz de su voluntad, orar para aceptar que en todo puede existir un sentido
de nuestra vida, orar para aclarar que aún en aquello absurdo de nosotros
mismos vendrá un aprendizaje de crecimiento.
NO se trata de tener “sangre de
atole” con lo que fallamos, sino más bien armonizar… todo esto es el “pan de
cada día” También es parte del lento crecimiento que Dios ha diseñado en
nosotros, Si Dios tiene paciencia con nosotros mismos ¿Qué derecho tenemos
nosotros mismos en perder la paciencia con uno mismo? En la medida en la cual
crezcamos en la paciencia con nosotros mismos la vida será muchísimo más
liviana y aún los pesos más grandes serán más llevaderos…
¡Que el Señor te conceda un día
lleno de sus bendiciones!
Padre Netza
Diócesis de Tlaxcala México.
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