El papá entrenador

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El papá entrenador:

Observando al niño del vídeo es posible que lo primero que se presente en nuestra mente y corazón sea admirar la valentía, el entusiasmo y la alegría al conquistar algo que para la hermanita sería muy simple “jugar a la resbaladilla”.
Solamente que también pienso que si ese niño llega a tener esos logros -dada su situación de salud- también se debe a sus papás. Unos papás que lo han aceptado, que le han hecho sentir todo su amor, que lo han animado, que lo “entrenan” para que afronte sus “problemas” y que por ello no les resuelven las dificultades…
Son unos papás que le hacen sentir que los obstáculos son “normales” en la vida y que por lo tanto no debe verlos como conquistas “imposibles” sino que más bien como obstáculos que con esfuerzo los podrá vencer.
Son unos papás con la convicción que su hijo necesita un corazón fortalecido que le haga sentir que vale y que logrará aquello que se proponga, aunque aparentemente sería imposible de lograr.
Son unos papás que saben que el ambiente donde se desarrollará su hijo no será sencillo, pues en ningún lugar y en ninguna circunstancia la vida es totalmente simple ¡Siempre existirán dificultades!
Son unos papás que, aunque seguramente “sienten feo” ante lo que sufre su hijo para lograr “conquistar algo”, no se detienen en su propio dolor, sino que anteponen todo para que su hijo crezca autosuficiente…
Ciertamente yo admiro muchísimo a ese pequeñín en su “misión imposible” ciertamente ¡Lograda! Y donde el gozo que experimenta al final es inmenso, pero estoy consciente que detrás de ese niño están unos papás que son muy semejantes a un entrenador deportivo de campeones. Son unos papás con un enorme corazón y una voluntad “de acero” que hacen que su amor vea y se comprometa para que su hijo crezca.
Creo que todos podemos aprender muchísimo. Todos -aún los que no tenemos hijos naturales y especialmente los papás acompañamos a niños en su crecimiento o también orientamos a jóvenes y adultos en el acompañamiento a pequeñines… y estoy convencido que no solamente los niños necesitamos en todo momento alguien que nos anime para que no nos dejemos vencer por problemas que nos parecen imposibles.
Siento que resulta esencial animarnos unos a otros en las dificultades de la vida. Hoy por ti, mañana por mi… ¿No te parece?
¡Que el Señor te bendiga abundantemente!


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