La realidad existe aunque no necesariamente sea visible en determinados momentos o situaciones, puede que en ocasiones no se manifiesten pero lo que es real, existe...
Es cierto que en la actualidad tenemos enormes recursos por medio de la ciencia y la tecnología, solo como ejemplo podemos pensar en los entrenamientos que tienen los pilotos de avión cuando se encuentran en sus cabinas virtuales para aprender, pero cuando fallan en sus simuladores y se estrellan sencillamente "nadie muere".
Cuántas veces podemos confundirnos entre lo real y lo virtual.
Cuántas gentes han llegado hasta ser asesinadas por encuentros "maravillosos" con "amigos conocidos en la red" sin conocer realmente de quienes se trataban y que lamentablemente eran unos asesinos...
Estamos en riesgo de perder la realidad si no estamos atentos.
Podemos perder la relación con la familia y seres queridos por estar demasiado tiempo en las redes ¡Que ya no escuchamos lo que nos pueden decir!.
Es cierto que también en nuestra fe podemos aprovechar los recursos de aprendizaje por internet, pero jamás se podrá sustituir el elemento "humano" que se encuentra a la base de nuestra experiencia con Dios. Para el católico Dios mismo nos envió a su Hijo Jesucristo "hecho hombre" Nacido de María virgen, llamando y teniendo como seguidores a personas con un nombre e historia. El grupo de quienes lo seguimos -en medio de nuestras limitaciones- a lo largo de 20 siglos también hemos escrito nuestra historia y "la historia de la humanidad".
Que Dios nos ayude a no perder lo maravilloso de la vida real de cada momento, si bien también podamos ayudarnos de los instrumentos virtuales. Lo virtual solamente será valioso si se mantiene como ayuda de lo real, pues si llega a ser patrón se convierte en un tirano con esclavos llenos de ilusiones inexistentes...
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