Es una realidad que nadie puede negar que nuestra persona no resulta "neutra" donde vivimos... de una manera especial con aquellos que convivimos de manera más cercana como puede ser en el trabajo, escuela, amigos o conocidos pero... donde influimos más es con nuestra familia, con nuestros seres queridos.
¿Cuántas veces una escucha atenta basta para darle luz al día a un conocido?
¿Cuántas veces una palabra de aliento nos conforta?
¿Cuántas veces una actitud de comprensión sana nuestras heridas o sana las heridas de los demás?
¿Cuántas veces simplemente con acompañar a alguien con ello se siente aceptado?
¿Cuántas veces una sonrisa a un alguien, que podría ser un niño devuelve la confianza?
¿Cuántas veces un detalle de amabilidad hace todo más llevadero?
¿Cuántas veces cumplir con nuestros deberes sin quejarnos nos cambia el ánimo?
¿Cuántas veces tratar de entender a los demás "ponernos en los zapatos del otro" hacen crecer la paciencia, el perdón y la paz en los demás?
En una sociedad donde somos engañados por el individualismo del !muy mi vida y no te metas conmigo! hace que muchas esperanzas se destruyan, muy especialmente para aquella persona que se cierra...
Cuanto dolor me he encontrado continuamente en los papás, hijos, hermanos, amigos porque sufren ante lo que viven sus seres apreciados SOBRE TODO cuando se auto-destruyen por vicios, necedades o caprichos...
Cuando tenemos un logro quien nos aprecia se alegra...
Cuando tomamos un mal camino quien nos ama sufre...
Estoy totalmente convencido que jamás influiré en todo el mundo, pero estoy más que seguro que instante tras instante modifico "poco o mucho" el mundo de quien pasa junto a mi...
Dios nos concede la oportunidad de ofrecer "un jardín para el corazón de nuestro prójimo"
Pero lamentablemente está a nuestro alcance cargar sobre las espaldas las mayores amarguras que nos podamos imaginar...
¿Qué opinas? ¿Cómo te parece?
¡Adelante que la vida es más que maravillosa!
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